24 de mayo de 2010
Historia de nuestra patria
En 1870, en el marco de un proyecto de modernización del país, en
En ese sistema educativo, la enseñanza de la historia tuvo la tarea principal de unificar el relato sobre el pasado histórico. Las particularidades de esta tarea estaban relacionadas con dos cuestiones. En primer lugar, con la necesidad de saldar un pasado reciente atravesado por múltiples conflictos entre quienes enfrentados por guerras de independencia, guerras civiles y luchas facciosas, a partir de la conformación de los Estados Nación, serían considerados “ciudadanos hermanos” e “hijos de la patria”. En segundo lugar, con la incorporación de inmigrantes a quienes ese pasado les era completamente ajeno pero que debían compartir a partir de su arribo. En los mitos colectivos que forjaron el imaginario nacional,
Cabe recordar que la “Historia Patria” o la “Historia Nacional” eran el complemento de una escuela que encontraba su fuerza pedagógica en los ritos: las efemérides, verdadero santoral de la patria; los actos escolares y las oraciones a la bandera, especie de misas laicas; el respeto a los símbolos patrios, los discursos escolares en los cuales la palabra pública y la presencia del Estado eran encarnados por la “Señorita Directora”.
Por otra parte, la historia nacional era el apéndice de una Historia dela Civilización. Una Historia de la Civilización que venía a reemplazar a la Historia Universal que comenzaba con el estudio de los acontecimientos bíblicos y que, en tanto privilegiaba la mirada sobre el Estado, se iniciaba en el Antiguo Egipto y la Mesopotamia , génesis de la civilización y de Estados fuertes y centralizados. La Historia Nacional se identificaba con una historia patria que reforzaba la adhesión al Estado y procuraba integrar al pueblo argentino a la moderna civilización occidental. Este modelo de enseñanza de la historia se consolidó hacia el final del siglo XIX y principios del siglo XX en Europa, al mismo tiempo que en Estados Unidos, Canadá y en aquellos países con un alto grado de integración al sistema capitalista mundial, como es el caso de la Argentina.
Por otra parte, la historia nacional era el apéndice de una Historia de
La búsqueda de un pasado que legitimase la constitución del Estado nacional y el deseo de asegurar una continuidad en la sucesión de las generaciones, hacía iniciar los estudios de la historia argentina con la historia de los países de Europa, en particular España, reinado por reinado. Continuaba con los gobiernos coloniales y las invasiones extranjeras que habían amenazado la integridad territorial. El relato culminaba con los grandes episodios de la independencia y la constitución del Estado nacional, responsable de conducir a la Argentina al destino de una “gran nación”. La historia priorizaba, en consecuencia, al Estado nacional como el principal actor de la realidad argentina, al tiempo que mantenía un criterio de jerarquización social que preservaba la superioridad blanca frente a indígenas y negros.
A los fines del siglo XIX se produjo en la Argentina un debate entre cientificistas y humanistas. Se ponía en cuestión el propósito del currículum: ¿fundir las almas de un pueblo heterogéneo en la virtud clásica o inscribirlo en el proyecto modernizador que se proponía para el país? (Celotto, Finocchio y Paz, 1990). Más allá de la pugna, tanto en el currículum humanístico como en el científico la historia mantenía su función y su importancia. Sin embargo, algunos cambios se derivarían de este enfrentamiento porque la historia como disciplina escolar no nació sola, fue la hermana gemela de la historia académica. En aquel entonces, la historia académica y la historia escolar se confundían en sus objetivos, compartiendo la idea de que la nacionalidad era la gran cuestión para la sociedad argentina. La vinculación entre las dos instituciones era profunda y toda resolución de la academia iba a afectar a la institución escolar.
Frente a la tendencia bastante universal que hacía énfasis en la formación de la identidad nacional, una ruptura fundamental se produjo en la década de 1920 en los Estados Unidos, bajo la influencia del movimiento de Esto dio lugar a la configuración de una nueva área de estudios —los “social studies”— que procuraba relacionar la escuela con la vida real y promocionar las reformas sociales de la época. Los social studies tuvieron escasa incidencia en
La segunda mitad del siglo XX muestra la extraordinaria expansión de la educación en
Como ocurre históricamente, en períodos de masificación de la educación se redoblan los debates sobre las funciones de los sistemas educativos y sobre las características del currículum. Como en otros momentos, el modelo de la escuela moderna es debatido y reformado por quienes sostienen distintas posiciones políticas, pero comparten sus bases fundamentales. Este debate puede rastrearse a lo largo de todo el siglo XX y cobra particular fuerza en la segunda mitad. Por otra parte, y en virtud de los mismos procesos, se fueron produciendo modificaciones en los contenidos de las disciplinas del currículum moderno.
Desde la perspectiva de la enseñanza de la historia, la centralidad de la disciplina es persistente y, si bien es importante reconocer que se fue abriendo y ampliando con otros contenidos y funciones, los planes nacionales que se plasmaron durante gran parte del siglo XX para la escuela primaria y media no significaron sustantivos cambios de enfoque. La enseñanza de la historia permaneció ajena a la debilidad de la democracia y la república así como a las exclusiones que sistemáticamente había realizado de toda diferencia que contrastara con la imagen de una sociedad blanca, europea, educada e integrada.
El cambio más relevante en la escuela primaria fue la importación de la organización curricular en círculos concéntricos.
A mediados de los cincuenta surgió una tendencia en el currículum de los social studies americanos que se adoptaría y perduraría en la Argentina. Su principal promotor fue Paul Hanna, que en el año 1957 planteó que los niños atravesaban progresivamente por una serie de etapas en su desarrollo y conocimiento social y que los cursos de los social studies debían basarse en el reconocimiento de esas etapas. Se trataba de una secuencia curricular que se iniciaba en el hogar, seguía por la escuela, el barrio, la comunidad y continuaba avanzando en círculos concéntricos. En estos estudios multidisciplinares la historia tenía un papel preponderante. Partiendo de lo más próximo, se iniciaba a los niños en el estudio de la historia del barrio para avanzar con la ciudad, la provincia, la región, el país. La idea de los círculos concéntricos indicaba el predominio de una educación que preparaba para el advenimiento del mundo urbano e industrial.
Sin embargo, ante un pasado que se contaba para uniformizar en tales términos a la sociedad, la apertura democrática de los ochenta intentó abrir caminos que dieran lugar a “otros” en el marco de un proceso de transformación curricular puesto en marcha por un número importante de provincias y por la entonces Municipalidad de
En relación con las inclusiones, la tendencia a la regionalización fue la que más influyó. Se expresaba en la mayor parte de los diseños como garantía de significatividad de los contenidos curriculares. Sin embargo, también había un interés de orden político-educativo, la voluntad de superar el centralismo cultural y organizativo del sistema educativo argentino. La regionalización fue una estrategia que combinaba las viejas demandas de federalismo con las nuevas de descentralización. Esta era interpretada de modos diferentes: atención a la realidad circundante, respeto de la diversidad cultural, formación de identidades culturales específicas. En la mayoría de las propuestas, el enfoque tendía a reafirmar la identidad cultural provincial en desmedro de una reorganización novedosa de los contenidos. El concepto de región se asimilaba al territorio político provincial, negándose otros usos posibles y enriquecedores del término (Dussel, 1994).
A diferencia del currículum tradicional, los nuevos diseños de los 80 presentaban, además, dispositivos de integración de los contenidos. Estas propuestas de integración en muchos casos no redundaron en articulaciones significativas en términos de construcción de conocimiento porque se establecieron sobre la base de relaciones conceptuales irrelevantes, que terminaron por empobrecer la enseñanza (Dussel, 1994). No obstante, estas innovaciones impactaron en las instituciones y perfiles docentes instalando una modalidad de gestión del currículum orientada a la promoción del trabajo en equipos docentes y a la generación de propuestas educativas multidisciplinarias que anticipaban algunos cambios propuestos en los noventa. En la década siguiente, con la reforma educativa de los noventa, se introdujeron cambios que se expresaron en la plasmación de principios vinculados con enfoques que atendían al problema de la renovación del conocimiento. En los ejes de contenidos planteados predominó el relato de la cultura occidental y de la nación como su complemento, sosteniendo la importancia de los contenidos regionales que cada provincia podía incluir a la hora de estipular los contenidos para su jurisdicción.
Una de las novedades de la reforma de los noventa fueron los contenidos procedimentales, que en algún punto resonaban como la introducción en la enseñanza de los métodos del investigador profesional. Los procedimientos se presentaban como la gran transformación frente a una historia centrada en hechos. Se intentaba incorporar este tipo de contenidos en el currículum y comprometer su enseñanza, ya que se los concebía como un elemento fértil para una renovación de la formación.
También se enfatizó la enseñanza de la historia contemporánea en desmedro de otros períodos de la historia enseñada, en particular en el último año de
En los CBC de la EGB 1 y 2, aprobados por el Consejo Federal de Educación en 1995, poco se incidió en lo sustantivo de la enseñanza de la historia para el primero y el segundo ciclo de la EGB , si se compara con la enseñanza que se venía ofreciendo en la educación primaria. Se respetó la secuencia de Hanna del estudio de lo cercano a lo lejano y, si bien las efemérides se estipularon como contenidos de Formación Ética y Ciudadana, el estudio de las conmemoraciones aludió a algo similar en los contenidos de Ciencias Sociales, por lo que las fechas patrias continuaron siendo los hitos vertebradores de la enseñanza de la historia argentina.
Para EGB 3, los CBC propusieron una periodización fundada en el concepto de modos de vida, en un bloque titulado “Las sociedades a través del tiempo”, que podía articularse con otros bloques de contenidos. Dicho bloque comprende la historia de la humanidad y el proceso histórico de la cultura occidental, incluyendo la historia de América Latina y dela Argentina hasta nuestros días. La estructura curricular acordada por el Consejo Federal de Educación para la organización de las materias en EGB 3 indicó que la enseñanza de las ciencias sociales podía ser areal o disciplinar. La gran discusión que se sumó entonces fue cómo las provincias organizarían esos contenidos en este nuevo ciclo que proponía la Ley Federal para los 7.mos, 8.vos y 9.nos años de escolaridad: si como área o como disciplina.
En el Polimodal, según lo estipulado por la estructura curricular para ese nivel educativo, se pautó una organización disciplinar que se tradujo en una sola historia, una historia contemporánea, para las diferentes modalidades. Sólo en el caso de la modalidad de Humanidades y Ciencias Sociales podía llegar a disponerse de dos asignaturas de Historia. Se reducía así la carga horaria para la disciplina, si se la compara con la de los últimos años de la antigua escuela media.
El debate curricular de entonces estuvo más centrado en qué se perdía que en qué se cambiaba. Por eso las cuestiones que más resonaron fueron: cantidad de horas de clase para la disciplina; cantidad de horas de clase para los profesores de Historia; cantidad de horas de clase para la enseñanza de la historia antigua, medieval o moderna y cantidad de horas de clase para la enseñanza de la historia colonial. Para EGB 3, los CBC propusieron una periodización fundada en el concepto de modos de vida, en un bloque titulado “Las sociedades a través del tiempo”, que podía articularse con otros bloques de contenidos. Dicho bloque comprende la historia de la humanidad y el proceso histórico de la cultura occidental, incluyendo la historia de América Latina y de
En el Polimodal, según lo estipulado por la estructura curricular para ese nivel educativo, se pautó una organización disciplinar que se tradujo en una sola historia, una historia contemporánea, para las diferentes modalidades. Sólo en el caso de la modalidad de Humanidades y Ciencias Sociales podía llegar a disponerse de dos asignaturas de Historia. Se reducía así la carga horaria para la disciplina, si se la compara con la de los últimos años de la antigua escuela media.
Hoy, una de las nuevas cuestiones que emergen como problema en la enseñanza de la historia es el de la “historia latinoamericana” como disciplina escolar. En una reciente reforma curricular, la provincia de Buenos Aires introdujo historia de América Latina como asignatura para el último tramo de la educación secundaria. Al tiempo que se viene constituyendo como inquietud entre educadores de países como Brasil, una sorpresiva decisión oficial puso sobre el tapete una historia bastante relegada en la escuela y generalmente reducida al estudio del período precolombino. Pareciera que las historias nacionales forjadas sobre la animadversión hacia los países vecinos requieren hoy de otras perspectivas, más allá de los aflojamientos de las últimas décadas en las palabras referidas a la historia de quienes habitan más allá de las fronteras.
Fuente: www.aportes.edu.ar
Por Luciana Manino
22 de mayo de 2010
Bicentenario
El Bicentenario de la República Argentina tendrá lugar el 25 de mayo de 2010, doscientos años después de la Revolución de mayo de 1810 en la cual se destituyó al virrey españolBaltasar Hidalgo de Cisneros y dando lugar a la creación de una Junta de gobierno conformada por destacados representantes del pueblo. Así tuvo su origen el primer gobierno patrio.
Por Klun Carolina
19 de mayo de 2010
Poesia de la Escarapela Nacional
La Escarapela Nacional
¡Salve, luminosa escarapela de la patria..! Azul celeste como la inmortalidad de tu destino y blanca como la pureza de tu gloria inmaculada. Síntesis del cielo en día de bonanza, eres imán de unión y fraternidad para todos los argentinos y extranjeros que te aclaman condecoración de los hombres libres. Símbolo de soberanía, emblema de esperanza y signo de igualdad, eres la brújula que nos guía en la jornada, para el triunfo de la paz y la concordia. De ahí que te llevemos en el corazón -¡oh, relicario de la sangre heroica!- al compás de sus latidos de amor y lealtad. Flor de milagro, entretejen tu armoniosa unidad las fibras de tu cinta azul celeste y blanca. Como estrella de honor, te lucimos en el pecho y heraldos de auténtica argentinidad, sabremos honrar tus prestigios de insignia sagrada con la ofrenda de una vida ejemplar, de orden de trabajo y de justicia. ¡Salve, luminosa escarapela de la Patria !
Por Luciana Manino
18 de mayo - Dia de la Escarapela
18 de mayo - Día de la Escarapela Argentina
El Día de la Escarapela, fue instituido por el Consejo Nacional de Educación el 18 de mayo de 1935.
El origen de los colores de la escarapela y las razones por las que fueron elegidos para simbolizar a la Patria no pueden establecerse con precisión. Entre muchas versiones, una afirma que los colores blanco y celeste fueron adoptados por primera vez durante las Invasiones inglesas (1806-1807) por los Patricios, el primer cuerpo de milicia urbana del Río de la Plata y que luego empezaron a popularizarse entre los nativos. Se dice también que la escarapela argentina fue utilizada por primera vez por un grupo de damas de Buenos Aires al presentarse a una entrevista con el entonces coronel Cornelio Saavedra, jefe del Regimiento de Patricios, el 19 de mayo de 1810.
Durante las jornadas del 22 y 25 de mayo de 1810 se sabe que los "chisperos" o patriotas identificaban a los adherentes a la Revolución de Mayo otorgándoles unos cintillos, un manuscrito anónimo que cita el historiador Marfany expresa que el lunes 21 de mayo de 1810, los patriotas se identificaban con cintillos blancos en sus casacas y sombreros, en sus Memorias Curiosas Juan Manuel Beruti comenta el uso de un cintillo blanco en la casaca y en el sombrero una escarapela encarnada acompañada con un ramo de olivo a modo de penacho. Está documentado que cuando llegó a Mendoza -a mediados de junio de 1810- la noticia del nuevo gobierno, sus partidarios usaron cintas blancas en sus vestimentas, de esto fue testigo el funcionario español Faustino Ansay que para entonces residía en la ciudad de Mendoza. Una misiva atribuida a Ramón Manuel de Pazos dice que el 21 de mayo de 1810 Domingo French y Antonio Luis Beruti repartían tales cintas blancas como signo de paz y unión entre los patriotas y los partidarios de España pero que ante la hostilidad de los segundos, el 25 de mayo comenzaron a repartirse cintas rojas como signo "jacobino", ambos colores fueron entonces los adoptados por el cabildo de Tarija al sumarse a la Revolución de Mayo. Sólo Bartolomé Mitre dice que French "Entró en una de las tiendas de la Recova y tomó varias piezas de cintas blancas y celestes. Puso piquetes con orden de dejar entrar solo a los patriotas y hacerles poner el distintivo" de lo comentado mucho más tarde por Mitre es indiscutible -por varios testimonios- que en efecto los "chisperos" habían establecido piquetes en torno a las plazas de La Victoria y La Plaza Mayor (ambas hoy reunidas en la Plaza de Mayo) y que estos identificaban con cintillos a los participantes del movimiento, pero es probable que Mitre -quien fue uno de los integrantes del que luego se llamaría partido unitario- añadiera en el texto lo del cintillo celeste (es llamativo que no dijera azul) ya que el celeste fue (junto con el verde) uno de los dos colores emblemáticos de los llamados unitarios. Si bien consta que en marzo de 1811 la Sociedad Patriótica, creada por los allegados a Mariano Moreno usaban cintillos blancos y azul-celestes.
Lo cierto es que el 13 de febrero de 1812, Manuel Belgrano, mediante una nota, solicitó al Triunvirato que se fije el uso de la escarapela nacional bicolor: azul-celeste y blanco, Belgrano debió omitir el color rojo ya que como él lo expresara por escrito las tropas españolas y proespañolas lo estaban usando en sus emblemas. "Manuel Belgrano no vio el cielo celeste y las nubes blancas, y en esto se inspiró para crear la Bandera nacional. Se fundaba en que los cuerpos del ejército usaban escarapelas de distintos colores y que era necesario uniformarlos a todos, puesto que defendían la misma causa. El 18 de febrero de ese año, el Gobierno resolvió reconocer la Escarapela Nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata con los colores blanco y azul celeste.
"Entusiasmado con la medida, Belgrano diseñó una bandera con los mismos colores y la hizo jurar el 27 de febrero. Ese mismo día, el Triunvirato ordenó a Belgrano hacerse cargo del Ejército del Norte, desmoralizado después de la derrota de Guaqui a manos del General Goyeneche, leal al Rey de España. El general emprendió la marcha al norte de inmediato y, por esta razón, no se enteró del rotundo rechazo del gobierno a la nueva bandera"
Ese 27 de febrero de 1812 Belgrano inauguró las baterías Libertad e Independencia e informó al Gobierno: "Siendo preciso enarbolar la bandera, y no teniéndola, la mandé hacer celeste y blanca, conforme a los colores de la escarapela nacional..."
"Los colores nacionales se usaron en la Argentina desde 1811, en la escarapela famosa erróneamente atribuida a la distribución de French y Beruti del año anterior. Provenían de los colores borbónicos, de la casa de Fernando VII (rey ausente de España). La escarapela blanca y celeste ya había sido utilizada por Pueyrredón y otros camaradas durante las Invasiones Inglesas. La escarapela es creada por decreto el 18 de febrero de 1812.
Por Luciana Manino
16 de mayo de 2010
Presidencia de Ramírez (1943 - 1944) y Farrel (1944 - 1946)
Parte 1
Parte2
Material extraído del programa "Historia de una país - Argentina Siglo XX", televisado por el canal Encuentro de Argentina
Subido a Youtube y al Blog por Juan Ignacio Barrera
Parte2
Material extraído del programa "Historia de una país - Argentina Siglo XX", televisado por el canal Encuentro de Argentina
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Presidencia de Ortiz (1938 - 1940) y Castillo (1940 - 1943)
Material extraído del programa "Historia de una país - Argentina Siglo XX", televisado por el canal Encuentro de Argentina
Subido a Youtube y al Blog por Juan Ignacio Barrera
13 de mayo de 2010
12 de mayo de 2010
Temas de la Evaluación del 18 de mayo
PRESIDENCIA DE RAMÓN S. CASTILLO (1940 - 1943)
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REVOLUCIÓN DE 1943
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PERÍODO PERONISTA (1946-1955)
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11 de mayo de 2010
Himno nacional Argentino
El Triunvirato entendió que debía darle al pueblo un canto nacional de mayor importancia que el que hasta entonces se entonaba. En un oficio del 22 de julio de 1812, dirigido al Cabildo, sugería a éste que mandase a componer "la marcha de la patria", para ser ejecutada al principio de las funciones teatrales, debiendo el público escucharla de pie y descubierto, así como en las escuelas al finalizar diariamente las clases.
Luego de un tiempo, el 6 de marzo de 1813, El título de nuestra máxima canción sufrió algunas alteraciones y cambios. En 1813 se lo llamó "Marcha Patriótica", luego "Canción Patriótica Nacional", y más tarde se lo conoció como "Canción Patriótica". Una copia de 1847 lo tituló como "Himno Nacional Argentino", denominación que recibe en la actualidad.
La letra del Himno Nacional estuvo a cargo de Vicente López y Planes y la música fue compuesta por Blas Parera.
Se estima que se entonó por primera vez antes del 25 de mayo de 1813, ya que el 28 de ese mismo mes, se cantó en un teatro, durante la función patriótica efectuada por la noche.
Enviado por Luciana Manino
4 de mayo de 2010
1 de mayo - Dia del trabajador
1° de mayo - Día del trabajador
Autor: Felipe Pigna. Editorial Caras y Caretas, mayo 2006.
Mayo es un mes marcado por una historia, una tradición de lucha que arrancó un primero de mayo de 1886 allá en Chicago, cuando un grupo de trabajadores organizó una movilización popular en reclamo de la jornada de ocho horas en una época en que lo “natural” era trabajar entre 12 y 16 horas por día. La mayor democracia del mundo respondió brutalmente y, fraguando un atentado, encarceló a un grupo de militantes populares en los que intentó escarmentar a toda la clase trabajadora de los Estados Unidos y por qué no, de todo el mundo. Tras un proceso plagado de irregularidades, fueron detenidos los dirigentes anarquistas Adolph Fisher, Augusto Spies, Albert Parsons, George Engel, Louis Lingg, Michael Schwab, Samuel Fielden y Oscar Neebe. Los cuatro primeros fueron ahorcados el 11 de noviembre de 1887. Lingg prefirió suicidarse con una bomba que él mismo había preparado en la cárcel antes de padecer la “justicia del sistema”. Miguel Schwab y Samuel Fielden fueron condenados a prisión perpetua y Oscar Neebe a 15 años cárcel. Miguel Schawb dijo al escuchar su condena que reconocía a aquel tribunal ninguna autoridad y que su lucha y la de sus compañeros era de una justicia tan evidente que no había nada que demostrar y que ellos luchaban por las 8 horas de trabajo pero que: “Cuatro horas de trabajo por día serían suficientes para producir todo lo necesario para una vida confortable, con arreglo a las estadísticas. Sobraría, pues, tiempo para dedicarse a las ciencias y el arte". Porque, claro, las ciencias y el arte deben ser para todos. Pasaron 109 años de aquellos crímenes de Chicago y pasó mucha agua y mucha sangre bajo el puente. Los obreros de todo el mundo eligieron el primero de mayo como jornada de lucha, de recuerdo de sus compañeros y de lucha por sus derechos, de ratificación de su condición de ciudadanos libres, con plenos derechos, según decían las propias constituciones burguesas que regían la mayoría de los Estados modernos. En nuestro país cada primero de mayo nuestros trabajadores tomaron las calles desafiando al poder, recordándole que existían y que no se resignarían a ser una parte del engranaje productivo. La lucha logró la reducción de la jornada laboral, las leyes sociales y la dignificación del trabajador. El poder se sintió afectado y en cada contraofensiva cívico-militar como las del 55; 62; 66; 76 y 89 (esta vez a través del voto), pretendieron y en ocasiones lo lograron, arrasar con las históricas conquistas del movimiento obrero. Persecuciones salvajes, secuestros, torturas y desapariciones, durante los gobiernos golpistas, amenazas de despidos, rebajas salariales, precarización laboral y la complicidad de algunos dirigentes sindicales, son en los últimos años las armas del poder para mantener y aumentar su tasa de ganancia a costa del sudor ajeno. Un incendio, un “accidente” en un taller textil puso a la vista de una sociedad que tiene una cierta tendencia a la mirada para otro lado: hay esclavos en el siglo XXI, y los hay acá, en Argentina. Trabajadores esclavos, sin derechos pero con muchas obligaciones. El capitalismo salvaje, para algunos una redundancia, nos extorsiona: quieren ropa más barata, éste es el precio. La realidad es otra, márgenes de ganancia escandalosos, avaricia sin límites, un Estado que hace la vista gorda, pero sobre todo la pérdida de valores básicos como la solidaridad, abonada en los 90, épocas hasta donde las leyes que protegían a los trabajadores se volvían tan “flexibles” como inflexibles se volvían las leyes que garantizaban el enriquecimiento ilícito de los funcionarios a los que se les pagaba sueldos y sobresueldos con la excusa de defender los derechos de los ciudadanos e inflexibles se volvían las seguridades jurídicas que, como sabemos, sólo son para los dueños del poder y las cosas. La esclavitud debe dolernos a todos, debemos volver a aquel humanismo que supimos conseguir, a dolernos y solidarizarnos con los más desprotegidos, aquel humanismo que proclamaba el Libertador San Martín cuando abolía la esclavitud en el Perú un 12 de agosto de 1821: “Una porción numerosa de nuestra especie ha sido hasta hoy mirada como un efecto permutable, y sujeto a los cálculos de un tráfico criminal: los hombres han comprado a los hombres, y no se han avergonzado de degradar la familia a la que pertenecen vendiéndose unos a otros. Las instituciones de los pueblos bárbaros han establecido el derecho de propiedad en contravención al más augusto que la naturaleza ha concedido.”
Autor: Felipe Pigna.
Subido por Luciana Manino
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